
Nutrición y diabetes
El mundo en el que nos vemos inmersos y más aún con el componente cultural que viene heredado por nuestras raíces mediterráneas nos lleva a ser un país en el que la comida y la bebida están presentes en gran parte de nuestro día a día. Festividades, ocio y estilos de vida giran en torno a una experiencia gastronómica. Es fundamental encontrar un equilibrio para poder llevar un estilo de vida saludable. El control de la nutrición nos ayuda a prevenir las hipoglucemias y mantener a raya las hiperglucemias. De esta forma conseguimos una relación sana entre la diabetes y los hábitos alimenticios. No pasa nada por tener excepciones en las que nos excedamos un poco. Aun así es necesario tener presente una serie de conceptos entorno a nuestra nutrición.
Relación entre nutrición y diabetes
Existen una serie de componentes que relacionan nutrición y diabetes. En ellas podemos encontrar varios puntos. En primer lugar, hay que “aprender a comer” de nuevo. Si somos debutantes, nos podemos encontrar con una serie de vicios adquiridos que interfieran en nuestra nueva vida. Tal vez, estemos acostumbrados a comer muchos dulces, limitar la ingesta de fruta o verduras, o sobrepasarnos con las cañas del fin de semana. Por eso es esencial mantener cierta vigilancia personal diaria entre los niveles de glucosa, alimentación e insulina. Tres factores que funcionan como una pirámide cuyos tres puntos de anclaje pueden verse trastocadas por algunas de las otras dos. Siguiendo las nuevas corrientes nutricionales y sanitarias podemos encontrar áreas que podemos cuidar y controlar para un buen estado de salud.
Perfil lípido y peso corporal.
Es necesario mantener los índices de glucosa en los límites adecuados. Modificamos la alimentación acorde a nuestra medicación y el nivel de actividad física. Esto nos ayudará a mantener bajo control el perfil lípido. El perfil lípido es un índice que mide la cantidad de lípido en el cuerpo. Está estrechamente relacionado con la probabilidad de sufrir enfermedades cardiacas, endurecimiento, estrechamiento o bloqueo de arterias.
Otro componente esencial es el peso corporal, dentro de unos límites normales. Para controlar nuestro peso es necesario conocer nuestro Índice de Masa Corporal (IMC). Este índice se calcula de acuerdo con tu peso y estatura. Existen una serie de medidas preestablecidas que indican una estimación de salubridad:
- Si el IMC es inferior a 18.5, estas dentro de los valores correspondientes a “bajo peso”.
- Si el IMC está comprendido entre 18.5 y 24.9, se encuentra en valores “normales”.
- Si el IMC se encuentra entre 25.0 y 29.9, se considera “Sobrepeso”.
- Si el IMC es superior a 30.0, entra dentro de la categoría “Obesidad”.
Hidratos de Carbono. ¿Amigo o enemigo?
Los hidratos de carbono engloban una serie de compuestos tales como almidones, azúcares y fibra en nuestra dieta. Estos se pueden encontrar en pasta, pan, cereales, legumbres, etc. La cantidad de carbohidratos que debemos comer influye en factores tales como tamaño, edad o nivel de actividad. Comer la misma cantidad de carbohidratos, es una de las variables que puede ayudar a mantener un nivel estable de glucosa.
La función del organismo se traduce en descomponer y convertir la mayoría de los hidratos en glucosa. Aquella cantidad de hidratos que no son convertidos pasan a acumularse y almacenarse en tejidos adiposos. Comúnmente conocido como grasa. Esta grasa tiende a acumularse como reserva en zonas estratégicas del cuerpo. Es común en hombres esa acumulación en zonas como el abdomen, o alrededor de la cintura. En las mujeres es común que se localice en muslos, caderas o glúteos.
Un alto índice de grasa en el cuerpo puede derivar en afecciones relacionadas con la obesidad o el sobre peso. A su vez, puede involucrar problemas en la actividad física de la persona, ya que puede limitar la capacidad de movimiento. Por eso es esencial consumir carbohidratos de fuentes variadas, teniendo un nivel estable entre ejercicio físico e insulina. Teniendo en cuenta esto existen tres tipos principales de carbohidratos:
- Almidones, presentes en verduras, tubérculos, legumbres, o grano como avena o arroz.
- Azúcar, pudiendo ser naturales, como la fruta o agregados durante la elaboración de alimentos.
- Fibra, que mejora la salud digestiva, procedente de frutos secos o productos integrales.
Suplementos alimenticios
Una dieta sana, la actividad física regular y la medición de la glucosa son componentes básicos para mantener un nivel de vida saludable. Cuando presentamos alguna carencia siempre recurrimos a conocidos, o empresas que anuncian complementos milagrosos que ayudan a perder peso, dar más energía o dormir mejor. Hay que tener claro que estos productos no siempre son inocuos. Tienen efectos secundarios que podrían interferir en nuestro tratamiento.
Antes de consumir algún producto similar es importante informarse bien sobre el mismo. Consumir suplementos de origen natural suele ser más recomendable que usar materiales sintéticos. Pero lo más importante es antes de empezar a consumir un suplemento es realizar unos análisis previos. Conocer cómo puede interactuar en tu ritmo de vida. Hablar con un profesional o informarse de los componentes. Pues en la mayoría de los casos se puede conseguir un cambio simplemente modificando tus hábitos alimenticios o deportivos. Como dice el refrán, “no existen los milagros sin esfuerzo”. Mentalizarse de un cambio de hábito alimenticio conlleva tiempo y constancia. No existen atajos cuando se trata de nuestra salud.
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