
Cuando sufrimos una hiperglucemia, es probable que se dé también un fenómeno llamado cetosis. Recordemos que la hiperglucemia es la presencia excesiva de glucosa en el torrente sanguíneo. Esto se debe a que esa glucosa no está siendo trasladada a las células. Por ello, las células no cuentan con el nutriente básico del cual obtener energía para su funcionamiento. Como alternativa para obtener energía, el organismo pone en marcha otro proceso: la cetosis. Por medio de la cetosis, el cuerpo obtiene energía de la quema de grasas almacenadas. Por un lado, esto nos permite funcionar con normalidad.
Pero si esta situación se alarga, puede tener consecuencias negativas, vinculadas de igual manera a las hiperglucemias constantes. De esta manera, cuando hablamos de una hiperglucemia sin cetosis, nos referimos a una hiperglucemia puntual. Es decir, una frente a la cual el organismo no ha puesto en marcha la alternativa de la cetosis para obtener energía.
Este tipo de hiperglucemias no son raras en personas con diabetes, tanto en las que acaban de debutar como en las que están en tratamiento. Una hiperglucemia como esta puede darse cuando la dosis de insulina que la persona se ha administrado es insuficiente. Esto provoca que la glucosa no se está transportando como debería del torrente sanguíneo a las células. Otra posible causa es que haya menos actividad física de la que la persona realiza habitualmente. Esto altera esa rutina tan importante de la que siempre hablamos en educación en diabetes y genera una mayor necesidad de insulina. También ha de contemplarse la aparición de imprevistos como causa de estas hiperglucemias sin cetosis. Es el caso de situaciones de estrés, vinculadas a problemas personales u otras alteraciones de la salud que pueda sufrir la persona.
Como hemos mencionado, la hiperglucemia sin cetosis no es algo extraño en las personas con diabetes. Clicando aquí [link a qué es educación en diabetes] puedes descubrir más sobre ella, y entender su funcionamiento desde la perspectiva de la educación en diabetes.
¿Cómo abordamos una hiperglucemia sin cetosis?
Como hemos visto, una hiperglucemia sin cetosis no es algo extraño para una persona con diabetes. Pero, ¿cómo debemos abordarla? Para responder a esta pregunta es importante tener en cuenta nuestro nivel de conocimiento sobre la propia diabetes. Una hiperglucemia puntual no es algo que resulte grave para la persona. Como hemos visto, puede ocurrir con cierta frecuencia por alteraciones de nuestra rutina o por un mal cálculo en nuestro tratamiento.
Por ello, las recomendaciones para hiperglucemias sin cetosis de este tipo es resolverla en la próxima administración de insulina. Sin embargo, si justo la próxima dosis va a ser dentro de mucho tiempo, podemos administrarnos un bolo corrector. En diabetes, llamamos bolo corrector a la administración de insulina puntual fuera de nuestra pauta, destinada a desviaciones como una hiperglucemia. Por ello, en el mantenimiento de esa rutina de tratamiento está la clave para afrontar esta hiperglucemia sin cetosis de la mejor manera.
Ahora bien, hay ocasiones en que la hiperglucemia comienza a repetirse. Si se da normalmente a la misma hora y bajo condiciones similares, estaremos ante un patrón de hiperglucemias. Esto quiere decir que no se trata de unas hiperglucemias causada por un imprevisto o algo pasajero. El patrón revela que hay una circunstancia que se repite en nuestra rutina con estos efectos indeseados. Como hemos visto aquí, una hiperglucemia cronificada puede dar lugar a mayores complicaciones en nuestro organismo. Así, debemos plantearnos un cambio de pauta en la insulina para corregirla de manera definitiva.
Pero, ¡atención! Es importante no cambiar la pauta con cada hiperglucemia, sólo ante las que adquieren un patrón. Si no, nos arriesgamos a no saber distinguir si las hiperglucemias se dan por nuestros propios cambios o por otros factores. Y este desconocimiento interferirá en nuestro tratamiento y nuestra salud.
¿Qué factores influyen en una hiperglucemia?
Como hemos visto, las hiperglucemias pueden estar influidas por numerosos factores. Para tener un buen manejo de la diabetes, es importante tenerlos en cuenta. A continuación, os resumimos unos cuantos que se deben tener en cuenta antes de precipitarnos a corregirla.
Por ejemplo, ante un valor que marca hipoglucemia, es mejor esperar un rato y medirnos de nuevo. Así tendremos una imagen de la tendencia de nuestra glucemia: si sigue subiendo o si está ya bajando por la acción de la insulina. Mediante sensores de medición continua podemos tener más clara estas tendencias.
Otro factor clave es la última dosis de insulina rápida administrada. Si detectamos una hiperglucemia entre dos y tres horas después de esa dosis, es recomendable no corregir. Esto se debe a que aún hay parte de la insulina administrada que no ha actuado. A este cálculo nos ayudan los más actuales calculadores de bolo y dispositivos de infusión continua.
Otro elemento importante es la comida. Imaginemos que tenemos una hiperglucemia que hemos corregido. Esta insulina activa que está actuando, ha de ser tenida en cuenta antes de administrarnos la insulina habitual para absorber la glucosa de la comida.
En muchas ocasiones, dependiendo de nuestro conocimiento en educación en diabetes, este cálculo puede ser muy complejo. Por ello, si la comida está muy próxima, puede ser recomendable evitar correcciones y aprovechar la pauta de insulina habitual previa a la ingesta. Por último, otro factor es la velocidad de actuación de la insulina rápida. El pico de su efecto se da a las dos horas de administrar.
Es fundamental tenerlo en cuenta para evitar que a la hiperglucemia le siga una hipoglucemia. Esto lo podemos hacer mediante mediciones posteriores. Por ello, si justo vamos a irnos a dormir (y la medición, por tanto, se complica) puede ser mejor evitar corregirla para no sufrir una hipoglucemia mientras dormimos.
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